jueves, 10 de febrero de 2011

OBESIDAD EPIDEMIA Y GENETICA - Epidemiologiaescobar

Enfrentando la obesidad infantil: la diferencia entre la buena
salud y el peso nocivo













Hay una tendencia alarmante en la salud de los jóvenes hispanos
que viven en los Estados Unidos: los índices cada vez mayores
de obesidad y de enfermedades crónicas relacionadas, tales
como la diabetes tipo 2, el colesterol y la presión arterial elevadas
están afectando negativamente la salud y el bienestar de nuestros
niños (Declaración sobre la diabetes, audiencia del Congressional
Hispanic Caucus, 1999). La comunidad hispana debe saber que
la obesidad y el sobrepeso están estrechamente relacionados con
estas enfermedades. Este es ciertamente un problema entre los
adultos, pero cada vez más frecuentemente, los niños hispanos
también están mostrando señales de que padecen estos graves
problemas de salud.



La investigación muestra que el 30.4% de todos los niños hispanos
en los Estados Unidos tienen sobrepeso, comparado con el 25% de
los niños caucásicos. Además, los adolescentes hispanos nacidos
en los Estados Unidos de padres inmigrantes tienen el doble de
probabilidad de tener sobrepeso que los adolescentes que nacieron
en el exterior y se mudaron a los Estados Unidos (Estudio longitudinal
nacional de la salud adolescente, 1998).

Hay muchas razones para esto. Entre ellas está el impacto de la
aculturación. Más que nunca, los padres de familia y niños hispanos
están incorporando a sus dietas una mayor cantidad de comida rápida
en vez de los alimentos tradicionales. El hecho de que muchas madres
están trabajando fuera del hogar implica que no pueden controlar la
calidad de los alimentos ingeridos por sus niños. Además, el aumento
en los comportamientos sedentarios (inactivos) significa que los hispanos
no son tan activos como antes. Hay una mayor dependencia en los
automóviles o el transporte público y las personas ya no caminan ni van
en bicicleta a sus trabajos o a la escuela como hace 20 años. Además,
ha habido un gran aumento en la cantidad de tiempo que los niños dedican
a mirar TV y a jugar con los videos juegos en vez de jugar afuera.



Dentro de la comunidad hispana hay un concepto erróneo acerca de lo
que significa ser "saludable". Para los hispanos, el concepto de salud
consiste en tener bastante comida y la ausencia de enfermedades pero
no incluye las comidas balanceadas y nutritivas y la actividad.



La actividad física y en grupo es una parte importante de un estilo de
vida saludable para los niños. Sin embargo, la relación entre la actividad
física y sus beneficios a largo plazo para la salud no ocurre naturalmente
para muchos en la comunidad hispana (grupos de enfoque realizados
por Garcia360°, 2002). Es fundamental informar que la participación
en actividades físicas, junto con una buena nutrición, es absolutamente
necesaria para prevenir la obesidad en nuestros niños.



Que pueden hacer los padres de familia para ayudar a que sus niños
sean sanos?



Hay varias cosas que los padres de familia pueden hacer para ayudar
a minimizar estas inquietudes acerca de la salud. Si usted cree que su
niño tiene sobrepeso, no lo ponga a dieta sin consultar a un médico
previamente. En vez, enfóquese en aumentar la cantidad de actividad
física y grupal. Anime a sus niños a que prueben nuevas actividades y
apóyelos en esta búsqueda.



Esto puede ser un desafío para algunos niños, especialmente si la
actividad no ha sido parte de sus vidas en el pasado. Si su niño no
ha sido activo antes, anímele a que comience al realizar 30 minutos
diarios de actividades que sean de su agrado, aumentando
gradualmente hasta 60 minutos diarios, la mayoría de los días de la
semana. Hay varias cosas que usted puede hacer para animar a sus
niños, por ejemplo:

• Camine o use la bicicleta para ir a la escuela

• Únase a un equipo local de fútbol o regístrese para una clase de baile

• Ofrézcase voluntariamente a limpiar el parque del vecindario

• Tome una clase de arte

• Juegue al baloncesto con sus amigos

• Túrnese con los padres del vecindario para controlar a los niños
mientras juegan

Otras formas de ayudar a que sus hijos desarrollen hábitos saludables
incluyen:

• Disfrute sus comidas en familia

• Participe en actividades para toda la familia

• Limite la cantidad de tiempo que sus hijos pueden mirar TV a
no más de dos horas al día. Los niños que miran más TV tienen
menos probabilidad de participar en actividades (Facultad
Annenberg de Políticas Públicas, 2000).

• Controle lo que sus hijos comen mientras miran TV, ya que la
cantidad de comida consumida tiende a ser mayor cuando se está
mirando la TV (JAMA, 1998).

• Dé el ejemplo con comportamientos saludables tal como comida
adecuada y actividad física en forma habitual.



INFLUENCIA DE LA CARGA GENETICA Y EL
DESARROLLO DE LA OBESIDAD

Los científicos han hecho grandes avances en la comprensión de
importantes causas ambientales de la obesidad así como en la
identificación de varios genes de los muchos que pudieran estar
implicados. En la actualidad se están realizando esfuerzos importantes
para evaluar la manera como interactúan los genes y el ambiente
en una epidemia de obesidad.

La obesidad es el resultado de la acumulación de grasa corporal
como consecuencia de un desequilibrio energético (la calorías
ingeridas superan las calorías utilizadas). La obesidad es un riesgo
de salud importante en el mundo entero y está asociada a varias
enfermedades relativamente comunes, como diabetes, hipertensión,
enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.



La "epidemia de obesidad" - ¿Verdaderamente los genes desempeñan
algún papel?

En las últimas décadas, la obesidad ha alcanzado proporciones
epidémicas en poblaciones que viven en ambientes con mucha
abundancia de alimentos ricos en calorías y pocas oportunidades
de realizar actividades físicas. Aun cuando los cambios genéticos
en una población son muy lentos como para responsabilizarlos por
el rápido aumento de la obesidad en Estados Unidos y en muchos
otros países, no hay duda de que los genes desempeñan un papel
en el desarrollo de la obesidad. Sin embargo, es probable que estos
genes no sean de origen reciente.

¿De qué manera podrían los genes contribuir a la obesidad?
Hipótesis del "genotipo ahorrador"

Toda explicación de la epidemia de obesidad debe dar cuenta tanto
del papel que desempeña la genética como del que desempeña el
medio ambiente. Una explicación genética que a menudo se esgrime
para entender el rápido aumento de la obesidad es la discordancia
entre el medio ambiente en el cual vivimos hoy día y los "genes
ahorradores de energía" que se multiplicaron en el pasado en
condiciones ambientales muy diferentes. En otras palabras, según
la hipótesis del "genotipo ahorrador", los mismos genes que ayudaron
a nuestros ancestros a sobrevivir hambrunas ocasionales se ven ahora
confrontados por ambientes en los cuales hay abundancia de alimentos
durante todo el año.



¿De qué otra manera podrían los genes influir en la obesidad?

Se ha sostenido que el genotipo ahorrador es tan solo un elemento
de un espectro más amplio de medios a través de los cuales los genes
podrían contribuir a la acumulación de grasa en un ambiente dado.
Se incluyen aquí la tendencia a comer demasiado (discordancia entre
apetito y saciedad), la tendencia a ser sedentario (inactividad física),
una menor capacidad de utilizar las grasas de la alimentación diaria
como combustible y una mayor y fácilmente estimulada capacidad
de almacenar grasa corporal. Está claro que no todas las personas
que viven en los países industrializados, donde hay abundancia de
alimentos, son o serán obesas; tampoco está dicho que todas la
personas obesas padecerán las mismas consecuencias de salud.
Las diferentes maneras como la gente responde a las mismas
condiciones ambientales parecen indicar que los genes también
desempeñan un papel en el desarrollo de la obesidad. Esta
diversidad de respuestas se da también entre grupos del mismo
origen racial o étnico y entre familias que viven en un mismo ambiente.
Todas estas observaciones concuerdan con la teoría según la cual la
obesidad es consecuencia de la interacción entre la variación genética
y las condiciones cambiantes del medio ambiente.

¿Qué se sabe de los genes específicos asociados a la obesidad?

Varios estudios han proporcionado pruebas científicas indirectas
de que la obesidad tiene una base genética. En su mayoría, estas
pruebas surgen de estudios sobre la semejanza y las diferencias
entre familiares, gemelos e hijos adoptados. Otras pruebas vienen
de estudios que han identificado algunos genes a frecuencias más
altas entre los obesos (estudios de asociación). Estas investigaciones
parecen indicar que una porción considerable de la variación del
peso en los adultos se debe a factores genéticos. Sin embargo,
ha sido difícil identificar estos factores.



¿Qué puede hacer la genómica para ayudar a reducir el impacto
de la obesidad en las poblaciones?

Los científicos han hecho grandes avances en la comprensión de
importantes causas ambientales de la obesidad así como en la
identificación de varios genes de los muchos que pudieran estar
implicados. En la actualidad se están realizando esfuerzos
importantes para evaluar la manera como interactúan los genes
y el ambiente en una epidemia de obesidad. La traducción de
estos esfuerzos en prácticas de salud pública, desde el punto de
vista de la genómica, tomará tiempo.

…¿Y cómo pueden ayudar los antecedentes familiares?

Por suerte, existe una manera sencilla que permite a la genómica
en salud pública comenzar a reducir el impacto de la obesidad
en las poblaciones. Se trata de usar los antecedentes familiares.
Los antecedentes familiares reflejan la susceptibilidad y las
exposiciones ambientales que comparten miembros cercanos
de la misma familia. A manera de rutina, los médicos pueden
analizar los antecedentes familiares pues ayudan a identificar a
aquellas personas muy propensas a trastornos relacionados con
la obesidad, tales como diabetes, enfermedades cardiovasculares
y algunas formas de cáncer. En estos grupos de alto riesgo perder
peso o evitar engordar demasiado son factores de particular
importancia. Todo esfuerzo de promoción de la salud destinado
a reducir el efecto adverso de la obesidad en las poblaciones
será más eficaz si se realizan intervenciones intensivas para
cambiar el estilo de vida en los grupos de alto riesgo (estrategia
de prevención para grupos de alto riesgo). Sin embargo, este
enfoque no debería apartarnos de la estrategia de prevención
en la población, la cual recomienda que, independientemente
de la susceptibilidad genética y la exposición ambiental, todas
las personas deberían tener hábitos alimenticios sanos e
incorporar la actividad física a su rutina diaria, con el fin de
reducir el riesgo de obesidad y las afecciones asociadas a ésta.

¿Cómo determinar si usted o cualquier miembro de su familia
tiene sobrepeso?

La mayoría de los médicos utilizan el índice de masa corporal
(IMC) para determinar si una persona tiene sobrepeso. Calcule
su índice de masa corporal con la calculadora de IMC (BMI
calculator en inglés).

Para adultos

http://www.cdc.gov/healthyweight/assessing/bmi/adult_BMI/metric_bmi_calculator/bmi_calculator.html

Para niños y adolescentes

http://apps.nccd.cdc.gov/dnpabmi/Calculator.aspx?CalculatorType=Metric



¿Qué son la obesidad y el sobrepeso?


La obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación
anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la
salud.



El índice de masa corporal (IMC) —el peso en kilogramos
dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2)— es
una indicación simple de la relación entre el peso y la talla
que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y
la obesidad en los adultos, tanto a nivel individual como
poblacional.



El IMC constituye la medida poblacional más útil del
sobrepeso y la obesidad, pues la forma de calcularlo
no varía en función del sexo ni de la edad en la población
adulta. No obstante, debe considerarse como una guía
aproximativa, pues puede no corresponder al mismo
grado de gordura en diferentes individuos.



La Organización Mundial de la Salud (OMS) define
el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25, y
la obesidad como un IMC igual o superior a 30.
Estos umbrales sirven de referencia para las evaluaciones
individuales, pero hay pruebas de que el riesgo de
enfermedades crónicas en la población aumenta
progresivamente a partir de un IMC de 21.



Los nuevos Patrones de crecimiento infantil presentados
por la OMS en abril de 2006 incluyen tablas del IMC
para lactantes y niños de hasta 5 años. No obstante, la
medición del sobrepeso y la obesidad en niños de 5 a 14
años es difícil porque no hay una definición normalizada
de la obesidad infantil que se aplique en todo el mundo.
La OMS está elaborando en la actualidad una referencia
internacional del crecimiento de los niños de edad escolar
y los adolescentes.

Datos sobre la obesidad y el sobrepeso


Los últimos cálculos de la OMS indican que en 2008
había en todo el mundo:

Aproximadamente 1500 millones de adultos (mayores de
20 años) con sobrepeso.

Más de 300 millones de mujeres y unos 200 millions de
hombres obesos.

Además, la OMS calcula que en 2015 habrá aproximadamente
2300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones
con obesidad.



En 2010 había en todo el mundo unos 43 millones de menores
de 5 años con sobrepeso.

Aunque antes se consideraba un problema exclusivo de los
países de altos ingresos, el sobrepeso y la obesidad están
aumentando espectacularmente en los países de ingresos bajos
y medios, sobre todo en el medio urbano.

La causa fundamental de la obesidad y el sobrepeso es un
desequilibrio entre el ingreso y el gasto de calorías.
El aumento mundial del sobrepeso y la obesidad es atribuible
a varios factores, entre los que se encuentran:


La modificación mundial de la dieta, con una tendencia al
aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos, ricos en
grasas y azúcares, pero con escasas vitaminas, minerales y
otros micronutrientes.

La tendencia a la disminución de la actividad física debido
a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchos trabajos,
a los cambios en los medios de transporte y a la creciente
urbanización.
El sobrepeso y la obesidad tienen graves consecuencias
para la salud. El riesgo aumenta progresivamente a medida
que lo hace el IMC. El IMC elevado es un importante factor
de riesgo de enfermedades crónicas, tales como:




Las enfermedades cardiovasculares (especialmente las
cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales), que
ya constituyen la principal causa de muerte en todo el
mundo, con 17 millones de muertes anuales.

La diabetes, que se ha transformado rápidamente en una
epidemia mundial. La OMS calcula que las muertes por
diabetes aumentarán en todo el mundo en más de un 50%
en los próximos 10 años.

Las enfermedades del aparato locomotor, y en particular
la artrosis.

Algunos cánceres, como los de endometrio, mama y colon.

La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad
de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.



Muchos países de ingresos bajos y medios se enfrentan
en la actualidad a una doble carga de morbilidad:



Siguen teniendo el problema de las enfermedades infecciosas
y la subnutrición, pero al mismo tiempo están sufriendo un
rápido aumento de los factores de riesgo de las enfermedades
crónicas, tales como el sobrepeso y la obesidad, sobre todo
en el medio urbano.

No es raro que la subnutrición y la obesidad coexistan en un
mismo país, una misma comunidad e incluso un mismo hogar.

Esta doble carga de morbilidad es causada por una nutrición
inadecuada durante el periodo prenatal, la lactancia y la
primera infancia, seguida del consumo de alimentos hipercalóricos,
ricos en grasas y con escasos micronutrientes, combinada con
la falta de actividad física.
 
La obesidad, el sobrepeso y las enfermedades relacionadas con
ellos son en gran medida evitables.


A nivel individual, las personas pueden:

Lograr un equilibrio energético y un peso normal.

Reducir la ingesta de calorías procedentes de las grasas
y cambiar del consumo de grasas saturadas al de grasas
insaturadas.

Aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres,
granos integrales y frutos secos.

Reducir la ingesta de azúcares.

Aumentar la actividad física (al menos 30 minutos de
actividad física regular, de intensidad moderada, la mayoría
de los días). Para reducir el peso puede ser necesaria una
mayor actividad.

La puesta en práctica de estas recomendaciones requiere un
compromiso político sostenido y la colaboración de muchos
interesados, tanto públicos como privados. Los gobiernos,
los asociados internacionales, la sociedad civil, las
organizaciones no gubernamentales y el sector privado tienen
funciones fundamentales que desempeñar en la creación de
ambientes sanos y en hacer asequibles y accesibles alternativas
dietéticas más saludables. Esto es especialmente importante
para los sectores más vulnerables de la sociedad (los pobres
y los niños), cuyas opciones con respecto a los alimentos que
consumen y a los entornos en los que viven son más limitadas.



Las iniciativas de la industria alimentaria para reducir el tamaño
de las raciones y el contenido de grasas, azúcares y sal de los
alimentos procesados, incrementar la introducción de alternativas
innovadoras, saludables y nutritivas, y reformular las actuales
prácticas de mercado podrían acelerar los beneficios sanitarios
en todo el mundo.

La Estrategia Mundial OMS sobre Régimen Alimentario,
Actividad Física y Salud, adoptada por la Asamblea de la
Salud en 2004, describe las acciones necesarias para apoyar
la adopción de dietas saludables y una actividad física regular.

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