Algunos estudios importantes no muestran un vínculo entre los teléfonos celulares y el cáncer hasta este momento. Sin embargo, dado que la información disponible se basa en estudios a corto plazo, el impacto de muchos años de exposición no se conoce.
La cantidad de tiempo que la gente usa los celulares ha aumentado y será algo a tener en cuenta durante los estudios actuales y futuros. En los estudios, se seguirá investigando si hay o no una relación entre los tumores de crecimiento lento en el cerebro o en alguna otra parte con el uso prolongado de teléfonos celulares.
LO QUE SABEMOS ACERCA DEL USO DE CELULARES
Los teléfonos celulares utilizan niveles bajos de energía de radiofrecuencia (RF) y no se ha encontrado que las exposiciones a dichos niveles bajos causen problemas de salud.
La Administración Drogas y Alimentos (FDA) y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de los Estados Unidos han desarrollado pautas que limitan la cantidad de energía de radiofrecuencia que se permite que emitan los teléfonos celulares.
La exposición a radiofrecuencias a raíz de los teléfonos celulares se mide mediante la Tasa de Absorción Específica (SAR, por sus siglas en inglés). Esta tasa mide la cantidad de energía que absorbe el organismo. La SAR permitida en los Estados Unidos es de 1,6 vatios por kilogramo (1,6 w/kg).
De acuerdo con la FCC, esta cantidad es mucho menor que el nivel que ha demostrado provocar cambios en animales de laboratorio. Se exige a todos los fabricantes de teléfonos celulares presentar un informe a la FCC sobre la exposición a RF de cada uno de sus modelos de teléfono celular.
LOS NIÑOS Y LOS TELÉFONOS CELULARES
Por lo general, los estudios sobre teléfonos celulares han involucrado a adultos de 18 años o mayores. La mayoría de los niños no usaban teléfonos celulares hasta mediados de los años 1990, lo cual deja sin aclarar los efectos del uso de teléfonos celulares en esta población.
Otros gobiernos nacionales han recomendado que no se promueva el uso de teléfonos celulares entre los niños. En diciembre de 2000, el gobierno británico distribuyó folletos en los que se recomendaba minimizar el tiempo de uso de teléfonos celulares por parte de los niños, aunque no existía una evidencia científica que confirmara o negara el riesgo para la salud.
CONDUCIR Y LOS TELÉFONOS CELULARES
El riesgo de sufrir un accidente automovilístico mientras se habla por un teléfono celular es mayor que cualquier riesgo de cáncer.
Las organizaciones de regulación como la National HighwayTraffic Safety Administration (NHTSA) y el National Safety Council (NSC) hacen énfasis en que una conversación por teléfono celular distrae al conductor; por lo tanto, es posible que tener un teléfono manos libres no reduzca la posibilidad de un accidente. Existe una gran controversia con respecto a estos asuntos de seguridad.
Se han aprobado y se están revisando nuevas leyes a nivel de cada estado con relación al uso de teléfonos celulares al conducir. Por ejemplo, Nueva York cuenta con una ley que prohíbe el uso de teléfonos celulares mientras se conduce. Otros estados tienen algunas restricciones.
Es claro que existen algunos peligros asociados con el uso de los teléfonos celulares mientras se conduce. Por esta razón, disminuya la cantidad de tiempo que habla por teléfono mientras conduce. Igualmente, evite las conversaciones estresantes mientras esté en la carretera y, de ser posible, hágase a un lado de la vía para hacer la llamada.
REDUCIR LOS RIESGOS
Aunque se cree que los problemas de salud relacionados con el uso prolongado son poco probables, usted puede tomar algunas medidas para limitar los riesgos potenciales:
Realice las conversaciones telefónicas prolongadas por un teléfono convencional (línea terrestre) en lugar del teléfono celular
Cambie a un teléfono celular que tenga la antena fuera del vehículo.
Use un juego de audífonos y coloque el teléfono lejos del cuerpo.
Averigüe qué tanta cantidad de energía SAR emite su teléfono celular
Algunos estudios sugieren un vínculo entre el uso de celular y tres tipos de tumores: glioma; cáncer de la parótida, una glándula que se encuentra cerca del oído; y neuroma acústico, un tumor que aparece esencialmente en el punto en que el oído y el cerebro se encuentran. Estos tumores son infrecuentes, de modo que incluso si el celular aumenta el riesgo, ese riesgo seguiría siendo muy bajo
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